Leben, en su sabiduría, otorgó a la humanidad el don del cambio, haciéndola capaz de adaptarse a casi cualquier tierra o estación. Con un deseo inquebrantable de crecer, moldearon el mundo a su alrededor, utilizando sus recursos para sobrevivir. A cambio, él hizo sus cuerpos débiles y poco destacables, para que no fueran ni los más veloces ni los más fuertes entre las criaturas.